Después de todo, dejaré abiertas las ventanas. Espacio de reflexión a través de la mirada de Juana Francés. En este espacio/ habitación, la ventana no solo abre un espacio: se descompone, flota, se fragmenta, y cada fragmento guarda recuerdos, emociones y deseos que no caben en palabras.
Queremos agradecer al diseñador e ilustrador alicantino Ricardo Tomás por su colaboración.
- Ventanas que se abren al exterior, al pensamiento, a la memoria, a lo invisible….
Juana Francés usaba la imagen de la ventana no solo como un elemento arquitectónico, sino como un símbolo poético, como espacio fronterizo entre los recuerdos y la imaginación, los ruidos y los silencios. Sus ventanas no solo se abren al mundo exterior, sino al pensamiento, a la memoria, a lo invisible. Juana luchó por conquistar su espacio en un entorno hostil, normativo y rígido. La artista busca definirse y diferenciarse en el panorama artístico nacional.
Te invitamos a abrir tu propia ventana: escribe o dibuja lo que habita en tu memoria, lo que se oculta en tu imaginación o lo que susurra tu intuición. No hay reglas ni límites; lo que nazca será tuyo y, al mismo tiempo, parte de algo que se extiende más allá.
- Retazos de una realidad incómoda. Lo que sí y lo que no podía / debía hacer una mujer
1. No podía disponer libremente de su dinero (sin permiso del padre o marido). En la práctica, la licencia marital exigía autorización para administrar bienes, aceptar herencias o abrir cuentas.
2. No podía trabajar o mantener el empleo si su marido lo impedían. El despido por matrimonio y la necesidad de consentimiento eran prácticas reales en muchas empresas y reglamentos.
3. Debian tener una educación diferenciada por «razones de orden moral y eficacia pedagógica» cuyo propósito principal era formar buenas esposas y madres, recibiendo asignaturas especificas, como Hogar o Economía Doméstica.
4. Tenía acceso restringido a profesiones y cargos mientras que se promovían otras como enfermera o maestra. El acceso a la carrera judicial y otras plazas tuvo prohibiciones.
5. Podía verse forzada a un «servicio social» femenino que modelaba la obediencia y la función asistencial. El Decreto que instauró el Servicio Social de la mujer articuló una suerte de servicio civil obligatorio con fines asistenciales y de control.
6. No podía salir del país sin los trámites y permisos que el sistema exigía. Obtener pasaporte con frecuencia requería licencia marital; a las solteras se les pedían servicio social cumplido.
7. No podía interrumpir legalmente un embarazo: el aborto era delito. La legislación franquista (y sucesivas normas) penalizó el aborto y limitó la difusión de anticoncepción.
8. No podía separarse legalmente (divorcio hasta 1981). El régimen suprimió las garantías republicanas y el divorcio solo se restableció con la Ley de 1981.
9. Sufría el silencio público: sus voces fueron minimizadas, censuradas o apropiadas por la memoria oficial. La escolarización, la prensa y la censura contribuyeron a naturalizar la sumisión y a ocultar las violencias específicas contra las mujeres.
10. Podía ser internada o «reeducada» si era considerada moralmente desviada. Centros dependientes del Patronato y órdenes religiosas funcionaron como reformatorios donde muchas sufrieron malos tratos; algunas víctimas denuncian robos de bebés y abusos
- Fragmentos de un paisaje compartido
Juana Francés sembraba el lienzo de pequeñas formas geométricas que parecen flotar, fragmentos que se dispersan como restos de un paisaje en transformación. Cada pieza que aportas se mueve, se reordena y dialoga con los fragmentos de otros, transformando la habitación en un paisaje vivo, siempre cambiante.

